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Producir datos para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas

género

Durante demasiado tiempo, la violencia contra las mujeres y las niñas ha sido un secreto profundo y oscuro. Actualmente, las iniciativas de recopilación de datos de todo el mundo están arrojando luz sobre este trágico problema y generando soluciones.

La violencia contra las mujeres y las niñas (VCMN) es una pandemia mundial. Una de cada tres mujeres y niñas (35 %) de entre 15 y 49 años de todo el mundo ha sufrido violencia física, violencia sexual o ambas. Al menos 200 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a la mutilación genital femenina (MGF) y, en al menos 11 países, más de la mitad de las mujeres de entre 15 y 49 años ha sufrido MGF (gráfico CD2.1.1).1 Conocemos estos datos porque se han realizado estudios representativos de la población para comprender la prevalencia de la VCMN. En estos estudios se ha utilizado una metodología estandarizada en más de 90 países de todas las regiones y todos los grupos de ingresos. Por ejemplo, se dispone de datos de 55 países de ingreso bajo y mediano mediante un módulo estandarizado que calcula la VCMN, y este módulo se ha incorporado en las encuestas de demografía y salud (DHS).2

Gráfico CD2.1.1. Prevalencia de la mutilación genital femenina en mujeres de entre 15 y 49 años, por nivel de ingreso del país, 2010-19
Figure s2.1.1 bar chart

Source: Fuente: Adaptado de Kashiwase y Pirlea (2019). Los datos proceden de los Indicadores del Desarrollo Mundial del Banco Mundial (SH.STA.FGMS.ZS), a partir de datos de las encuestas de demografía y salud, de encuestas de indicadores múltiples por conglomerados y de Unicef. Los datos del gráfico CD1.2.1 están disponibles en el catálogo de datos del Banco Mundial.

Nota: MGF = mutilación genital femenina; Unicef = Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

La disponibilidad y accesibilidad de datos sobre VCMN confiables, comparables y representativos a nivel nacional están generando soluciones, incluidas leyes que prohíben la violencia doméstica3. Además, los datos se utilizan para orientar estudios de diagnóstico, iniciativas de prevención y respuesta y políticas en entornos de ingreso bajo y mediano en esferas clave, como salud, educación, protección social y gestión institucional. Por ejemplo, kNOwVAWdata,4 una iniciativa dirigida por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), recopila datos sobre VCMN de 27 países en Asia y el Pacífico, y aporta información sobre por qué las sobrevivientes no acceden a los servicios. El Banco Mundial utilizó estos datos como base para su trabajo analítico y operacional. En la región de los Grandes Lagos de África, un análisis minucioso de los datos de DHS ayudó a determinar y orientar actividades de emergencia y de salud de las mujeres y a prevenir y combatir la VCMN en Uganda. En 2019, el presidente de Perú destacó la presentación de un análisis minucioso de datos sobre VCMN y gastos, lo que sentó las bases para un plan presupuestario nacional orientado a los resultados para reducir la VCMN que contó con el apoyo del Ministerio de Economía y Finanzas y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.

Invertir en datos para entender los obstáculos que impiden que las sobrevivientes de la violencia utilicen servicios de apoyo esenciales

Además de reunir datos sobre la prevalencia de la VCMN, muchos países y organismos que prestan servicios esenciales a las sobrevivientes de la violencia llevan un registro de los datos provenientes de esos servicios. Los datos sobre los casos informados de VCMN permiten que los países entiendan quiénes buscan ayuda, cuándo, para qué tipos de violencia y con qué frecuencia. Varios obstáculos, incluidos el miedo y la falta de conocimiento, pueden impedir que las mujeres soliciten los servicios; los datos ayudan a los países a entender y abordar estos obstáculos. Por ejemplo, los datos provenientes de los servicios pueden usarse para evaluar medidas importantes que salvan vidas, como proporcionar a las víctimas elementos de profilaxis posterior a la exposición (PEP) en el plazo de 72 horas de una agresión sexual. Llevar un registro de cuántas sobrevivientes reciben PEP puede revelar cuáles son los obstáculos relacionados con la cadena de suministro de los medicamentos esenciales o las deficiencias en la capacitación del personal del servicio de salud.

Integrar los datos provenientes de los servicios con datos representativos de una determinada población puede generar resultados importantes. El Sistema de Gestión de la Información sobre la Violencia de Género (GBVIMS) proporciona un ejemplo global.5 Esta iniciativa de varios organismos facilita la estandarización y coordinación de los datos provenientes de los servicios de manera segura, ética, eficaz y eficiente. Si bien estos esfuerzos son clave, también es importante garantizar que las inversiones en sistemas de datos relativos a violencia de género no ejerzan presión sobre los fondos limitados o el personal de prestación de servicios para las sobrevivientes de casos de violencia. Se necesitan flujos de inversión separados —y mayores inversiones— en la prestación de servicios y los sistemas de datos.

El primer y principal propósito del GBVIMS y de los datos provenientes de los servicios es mejorar la calidad y accesibilidad de los servicios para las sobrevivientes de VCMN. No obstante, para que estos sistemas sean eficaces, se deben abordar varias cuestiones fundamentales. En primer lugar, las iniciativas de integración de los datos deben basarse en las necesidades de las mujeres y las niñas que solicitan los servicios, no en la facilidad de acceso a un repositorio central de datos. En segundo lugar, para eliminar la compartimentación y promover el seguimiento a nivel nacional, se necesita una coordinación entre múltiples instituciones con diferentes mandatos y sistemas de datos.

Resolver el aumento de la VCMN durante la pandemia de COVID-19

La VCMN aumentó durante la pandemia de COVID-19.6 Las medidas de confinamiento diseñadas para contener la propagación del virus, así como las presiones económicas y sanitarias asociadas con esta crisis, han contribuido a un aumento de la violencia, especialmente la violencia de pareja.7 En los inicios de la pandemia, el UNFPA advirtió que podría haber 31 millones más de casos de violencia de género como resultado de seis meses de confinamiento.8 Para complicar aún más la situación, la prestación de servicios se ha vuelto más difícil porque algunos recursos se han destinado a la respuesta a la COVID-19 y ciertos servicios se han suspendido por completo.9

Es fundamental disponer de datos confiables para entender y resolver esta situación. Sin embargo, obtener datos seguros sobre la VCMN ha sido especialmente complicado durante la pandemia. La recopilación de datos en persona, el modo predominante en los países de ingreso bajo y mediano, se ha interrumpido en gran medida. Las alternativas —la recopilación de datos de forma remota por teléfono, mensaje de texto o internet— aumentan el riesgo de violencia: es prácticamente imposible garantizar la confidencialidad, e incluso las comunicaciones electrónicas dejan rastros.10 Se deberían utilizar, en cambio, fuentes de información indirecta, por ejemplo, datos provenientes de servicios o entrevistas a informantes clave (trabajadores de la primera línea).

Recopilar datos sobre VCMN de forma ética

Se debe tener especial cuidado cuando se procesan datos sobre VCMN. Lo preocupante es que recopilar este tipo de puede ocasionar y ha ocasionado que las mujeres sufran más violencia. Se deben seguir las directrices éticas y de seguridad pertinentes cuando se decide recopilar e intercambiar estos datos. En estas directrices se incluyen las normas mínimas para la recopilación de datos sobre VCMN, como la capacidad de ofrecer derivaciones a servicios de apoyo a todas las personas que indiquen haber sufrido violencia; la capacidad de garantizar la confidencialidad y privacidad para las sobrevivientes cuando se recopilan e informan los datos, y el compromiso de usar los datos recopilados para tomar mayores y mejores medidas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado las siguientes directrices:

  • “Dando prioridad a las mujeres: Recomendaciones éticas y de seguridad para la investigación sobre la violencia doméstica contra las mujeres” (2001)11
  • “Recomendaciones éticas y de seguridad para entrevistar a mujeres víctimas de la trata de personas” (2003)12
  • “Sample Design, Ethical and Safety Considerations, and Response Rates (Diseño de muestras, consideraciones éticas y de seguridad, y tasas de respuesta)” (2005)13
  • “Recomendaciones éticas y de seguridad para la investigación, documentación y monitoreo de la violencia sexual en contextos de emergencia” (2007)14
  • “Ethical and Safety Recommendations for Intervention Research on Violence against Women (Recomendaciones éticas y de seguridad para la investigación de intervenciones sobre la violencia contra las mujeres) ” (2016),15 a partir de las enseñanzas de la publicación “Dando prioridad a las mujeres: Recomendaciones éticas y de seguridad para la investigación sobre la violencia doméstica contra las mujeres”(2001)

La Iniciativa de Investigación sobre Violencia Sexual del Consejo de Investigación Médica de Pretoria (Sudáfrica) también ha publicado algunas directrices importantes:

  • Ethical and Safety Recommendations for Research on Perpetration of Sexual Violence (Recomendaciones éticas y de seguridad para la investigación sobre la perpetración de la violencia sexual) (2012)16
Notes
  1. La mutilación genital femenina “no aporta ningún beneficio para la salud, más bien, provoca riesgos graves para la salud de las mujeres, como infecciones y dolor crónicos, problemas menstruales y complicaciones en el parto” (Kashiwase y Pirlea, 2019). Véase también Female Genital Mutilation (i) (panel), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, actualizado en febrero de 2020.
  2. Los valores por país corresponden a agosto de 2020. Para consultar datos de DHS sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, véase STATcompiler (i) (DHS Program STATcompiler) (base de datos), ICF internacional. Seleccione “Choose Indicator” (elegir indicador) y, en el menú desplegable, “Physical or sexual violence committed by husband/partner” (violencia física o sexual cometida por esposo/pareja). Luego, haga clic en “Next” (siguiente), “Filter by World Region” (filtrar por región del mundo), “Select All” (seleccionar todo) y “Next” (siguiente). Se mostrarán los datos, que podrán complementarse y refinarse eligiendo más categorías en los menúes “Indicators” (indicadores) y “Countries” (países) de la derecha.
  3. Para conocer estudios de caso del impacto de los datos de VCMN sobre la política, véase Disaggregated Data: Impacts of Demographic and Health Surveys (i), estudios de caso del impacto de los datos, Open Data Watch.
  4. Véase Measuring Prevalence of Violence against Women in Asia-Pacific (i) (panel), Oficina Regional para Asia y el Pacífico, Fondo de Población de las Naciones Unidas.
  5. Véase GBVIMS (i) (Sistema de gestión de la información sobre la violencia de género) (panel), Comité Directivo Interinstitucional del GBVIMS.
  6. Bettinger-Lopez y Bro (2020); Johnson y otros (2020).
  7. Naciones Unidas (2020); PNUD (2020).
  8. UNFPA (2020).
  9. Johnson y otros (2020).
  10. ONU Mujeres (2020).
  11. OMS (2001).
  12. OMS (2003).
  13. García-Moreno y otros (2005).
  14. OMS (2007).
  15. OMS (2016.
  16. Jewkes, Dartnall y Sikweyiya (2012).
References